Caso Díaz: “Yo creo que hay una caza de brujas”
“Lo que hicieron los defensores oficiales fue mucho peor que lo que hicieron mis defendidos” dijo el Dr. Sixto González. AUDIO
El Dr. Sixto González asumió las defensas de dos de los cuatros policías imputados por el caso de la menor abusada por su padre (Manuel Díaz) que fue ingresada a la alcaidía de la U.R XIX para que lo viera y este presionarla para que modifique su denuncia.
Fabricio Visconti fue imputado por incumplimiento de los deberes de funcionario público reiterados, mientras que Carlos Paniagua lo fue por abuso de autoridad y encubrimiento agravado. En dialogo con FM ACTIVA el representante legal aclaró que también se les atribuía, a sus defendidos, el delito de coacciones agravadas y que esa era la pena más gravosa que tenían. “Esta acusación, del equivalente al secuestro extorsivo, era lo que ameritaba una prisión preventiva que la fiscalía pretendía se extienda por 60 días. En esta instancia, el juez, no lo tomó en cuenta en virtud a que no considera dados los extremos necesarios para la atribución delictual a Paniagua y Visconti de un secuestro extorsivo, por eso no le otorgó la prisión preventiva, pero la fiscalía puede seguir manteniendo esta institución penal hasta el momento del juicio.
¿En el momento que sucedieron los hechos el 16 de Septiembre que funciones estaban cumpliendo ellos en la U.R XIX?
– Son situaciones diferentes. Visconti estaba dentro de la guardia de la Comisaría 1° y Paniagua estaba a cargo de la sección alcaidía en el momento hipotético que sucedieron los hechos con la familia Díaz.
¿Por qué hipotéticos?
– Porque no podemos dar por demostrado de lo que ocurrió en la celda de Manuel Díaz porque no tenemos conocimiento del legajo. Lo que tenemos es que los dos oficiales se encontraban cuando la familia Díaz accede a una planta alta y allí, supuestamente, se encuentran con Manuel Díaz, pero lo que ocurre ahí adentro no se debate en esta instancia. Lo que se debate en esta instancia es la posible omisión o incumplimiento de los deberes de funcionario público que pudieran haber ocurrido con los funcionarios policiales que ese día estaban a cargo de dependencias de la U.R XIX
¿Qué le dicen sus defendidos respecto a lo que sucedió aquel día?
– Visconti era el encargado de abrir una puerta intermedia entre la Comisaría 1° y la alcaidía. La llave de esa puerta está en un cajón y la manejan Visconti y otros tres funcionarios policiales más. Cada persona que ingresa a la alcaidía debe pasar por esa puerta. Visconti dice no haber visto a la familia Díaz y hay que aclarar que la U.R XIX no tiene una única entrada, se puede ingresar por varios lados. Visconti alega que no las vio y por lo tanto no abrió esa puerta. Por el contrario, Paniagua, sí reconoce haber recibido a esa familia más a los defensores públicos, la Dra. Pierini y al Dr. Estevez. Paniagua dice en su relato que cuando el abre impide el acceso porque no era un día de visita y en esa instancia uno de los defensores le impone sobre las garantías constituciones que le asisten al reo, Manuel Díaz, y que él debe permitir, cuando están acompañados por su defensores, que su familia ingrese bajo apercibimiento de llevar a cabo en contra de su persona las denuncias correspondientes por incumplimiento de los deberes de funcionario público. Paniagua accede por temor…
¿Sin consultar a nadie?
– Sin consultar a nadie porque estaba a cargo él y quizá fue la omisión que comete Paniagua y lo reconoce está defensa que tendría que haber consultado con un superior antes de permitir el ingreso. Nosotros tomamos está situación con lo que se llama el temor reverencial. No obstante yo considero que en ambos casos, uno por omisión y el otro por acción, han caído en el incumplimiento de los deberes de funcionario público, más allá de que está defensa se va a reservar para el momento del juicio los argumentos correspondientes, pero así a prima facie lo que les cabría es el incumplimiento de los deberes de funcionario público ¿Por qué? Porque Visconti debió prever o estar al tanto de todas las personas que ingresan a la U.R sea por el acceso que fuere y porque Paniagua, más allá del apriete, debió consultar antes de dejar pasar a estas personas a un superior jerárquico e inclusive a la fiscalía.
Una de las cuestiones importantes de este debate es el rol que le cupo a los defensores oficiales en todo este escándalo y lo que usted nos está diciendo, sobre la base del testimonio de uno de sus defendidos, es que ellos estaban ahí al momento de producirse los hechos, porque una de las dudas que hay es que sí estaban o no y esto demuestra que Pierini y Estevez no solo estaban ahí sino que además apuraron a Paniagua
– Exactamente
Suponemos que esto compromete mucho más a los defensores en todo este entramado
– Estaban los defensores oficiales acompañando a los familiares de Díaz
¿Cuál es la consecuencia para sus defendidos si en el juicio reciben una condena por, por lo menos, incumplimiento de los deberes de funcionario público?
– Ellos están en disponibilidad y para el supuesto que reciban una condena, cuando quede firme, quedarían exonerados de los fuerza.
Yo fui crítico hacía su persona porque entiendo que como concejal hay una incompatibilidad ética de parte suya al asumir la defensa de dos funcionarios policiales imputados por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones y en hechos gravísimos como los que han sucedido en la U. XIX ¿Tiene algo para decir?
– No, nada. Yo acepto su criterio. No voy a entrar en debate sobre esto. Yo creo que no hay incompatibilidades porque yo ejerzo normalmente mi profesión desde hace 17 años y lo seguí haciendo en muchos casos que no tuvieron la trascendencia pública que tiene este caso.
No le estoy diciendo de una incompatibilidad legal porque sabemos que los concejales tienen el beneficio de poder seguir ejerciendo sus profesiones. Yo hablo de una incompatibilidad ética porque usted como concejal, entre otras cosas debería velar por la seguridad de los verenses u ocuparse y preocuparse del tema y lo que está haciendo es defender a dos policías que han puesto en riesgo esa seguridad ¿me entiende?
– Visto desde ese punto de vista me parece que es analizable cada una de las opiniones. Yo respeto la suya. Yo creo no estar defendiendo al autor material de un hecho aberrante, y no lo hubiera hecho por una cuestión de ética. Lo que yo vi es que al momento de ser detenidos los funcionarios del orden las imputaciones eran gravísimas y que si bien es cierto que podría haber algún reproche penal por incumplimiento de sus deberes, no tuvieron una acción directa respecto a los hechos ocurridos dentro de la celda. Lo que yo estoy defendiendo es porque considero que la carga penal que se les ha atribuido en este proceso es excesiva. Yo fui quién asesoró a Paniagua a que cuente los hechos de lo que sucedió respecto a los defensores públicos que es mucho peor que mi defensa. Tenemos un defensor público que ingresa a fuerza de aprietes sometiendo a un oficial del orden, para después lograr un cometido que todos sabemos cuál fue. Lo que quiero decir es, más allá de su opinión que respeto, es que defiendo un injusto que es una atribución de participación primaria y necesaria de los funcionarios del orden en los hechos aberrantes que pudieron haber ocurrido dentro de la celda de Manuel Alcides Díaz.
Me pareció prudente saber lo que piensa usted respecto a la crítica hecha y darle la oportunidad de dar su parecer
– Y yo se lo agradezco. Lo que pasa es que al ser una caza de brujas de esta causa de Díaz…
¿Usted cree que hay una caza de brujas?
– Yo creo que sí
¿Sobre quiénes?
– Sobre todos y más que nada sobre la institución policial que es lo que trato de defender. Si lo miramos desde la mitad del vaso lleno creo estar defiendo a la institución policial, que si bien es cierto comete errores como cualquiera de nosotros, considero que lo que se está haciendo es una caza de brujas y lo que se intenta es desvirtuar totalmente el accionar policial. Yo ya opiné que el nuevo código de procedimiento atenta contra la autoridad policial porque le quita poder y al quitarle poder quedamos en estado de indefensión todos los ciudadanos.
Digamos también que hicieron mucho por desprestigiarse, dos allanamientos por drogas en pocos meses, esto último que sucedió con la menor…
– Y sabe que pasa, esta alcaidía, que tenía 82 presos, estaba custodiada por gente que no tiene la preparación necesaria como la que tienen los penitenciarios para el cuidado de los reclusos.